Fruto del Espíritu
Mansedumbre
Mansedumbre
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De un Líder Firme
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Mansedumbre Ministrando
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Mansedumbre en Restauración
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Mansedumbre en la Depresión
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Mansedumbre Con un Punto Ciego
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DE UN LÍDER FIRME
Amado, llamo la atención de tu espíritu en el nombre de Jesucristo de Nazaret. Te pido que vengas conmigo y estudiemos la relación que hay entre el liderazgo y la mansedumbre. Hoy en día muchas veces debemos elegir entre fortaleza o mansedumbre. Hay muchos líderes que son mansos, amables, confiables, pero en su mansedumbre ellos crean un lugar inseguro para su comunidad porque ellos se rehúsan a confrontar los problemas difíciles, se rehúsan a remover la gente que no quiere dejar lo malo de la comunidad. Mientras su mansedumbre personal produce mucho gozo y seguridad, a nivel institucional produce inseguridad y lo transforma en un líder que muchos dudan en seguir. Por otro lado tenemos líderes fuertes que no titubean en remover una persona que causa problemas o que es de tropiezo. También mucha gente se resiste a formar parte de estos liderazgos porque si bien no hay gente inapropiada en el equipo, hay exceso de fortaleza en el liderazgo.
Hace varios años conocí la obra de un predicador presbiteriano del 1800, uno de los mejores expositores de su tiempo. Su nombre es Dr. Alexander White, un poderoso hombre de Dios, claramente tenía el don redentivo de profeta, muy intelectual, muy apasionado en su prédica, especialmente apasionado por la pecaminosidad del pecado y por la santidad de su Dios santo. Un hombre apasionado por un caminar diario con Dios y por una vida acorde a lo que Dios desea que sea. Quiero leerte algo de su libro “El Señor nos enseña a predicar” donde habla de la mansedumbre este hombre tan fuerte y ten intenso e inmenso. Como la amalgama las dos virtudes de una manera maravillosa. “El resultado de tal prédica no es producir depresión, sino estimular y alentar porque a pesar del pecado y las dificultades, es mayor la visión de la gracia”. La prédica del Dr. White nos precipita desde una montaña con rocas y cuevas con estanques de aguas y valles donde reposar y recibir sanidad. Uno de sus más devotos ancianos escribió esto de él: “ningún predicador me ha completamente derribado al suelo como el Dr. White, pero ningún hombre tan inmediatamente o tan dulcemente me ha levantado y me ha vuelto a poner de pie”. Esto es precioso, esto es lo que el Padre sabe cómo hacer, un líder fuerte que puede derribarte al suelo pero a su vez tiene infinita mansedumbre para inmediatamente colocarte sobre tus pies y validarte y afirmarte. Como alguien que ha experimentado las caídas, las rocas, los acantilados, pero que también ha experimentado las aguas y los valles y ha experimentado como Dios me ha vuelto a poner en pie.
Te bendigo para que conozcas a mi Dios, te bendigo para que conozcas al Dios de todo poder que también es el Dios de infinita mansedumbre. Y te bendigo para que en el tiempo de Dios seas llevado a un líder como el aquí en la tierra. Te bendigo para que encuentres ese hombre o esa mujer, o ese pastor, o ese mentor, o ese líder, ese jefe, ese esposo, quien te levantará, quien pondrá desafíos delante de ti, quien no tendrá ningún problema en marcarte tu pecado, quien no tolerará ninguna impureza en tu vida, quien no tolerará un no. Pero que al mismo tiempo es la persona más mansa que has conocido sobre la faz de la tierra. Te bendigo para que conozcas a Dios quien es un líder fuerte y manso al mismo tiempo. El Dr. Alexander White está muerto, pero el espíritu de Dios que fue derramado sobre él, también está en su tribu hoy en día. Te bendigo a ti que caminas detrás de Señor, que batallas y tienes heridas, que seas guiado a una de estas personas que caminan en este espíritu, quienes te derribarán al piso y te levantarán y te pondrán sobre tus pies de forma amable y mansa. Te bendigo en el nombre de Jesús para que conozcas la fortaleza y la mansedumbre en un solo líder.
Hace varios años conocí la obra de un predicador presbiteriano del 1800, uno de los mejores expositores de su tiempo. Su nombre es Dr. Alexander White, un poderoso hombre de Dios, claramente tenía el don redentivo de profeta, muy intelectual, muy apasionado en su prédica, especialmente apasionado por la pecaminosidad del pecado y por la santidad de su Dios santo. Un hombre apasionado por un caminar diario con Dios y por una vida acorde a lo que Dios desea que sea. Quiero leerte algo de su libro “El Señor nos enseña a predicar” donde habla de la mansedumbre este hombre tan fuerte y ten intenso e inmenso. Como la amalgama las dos virtudes de una manera maravillosa. “El resultado de tal prédica no es producir depresión, sino estimular y alentar porque a pesar del pecado y las dificultades, es mayor la visión de la gracia”. La prédica del Dr. White nos precipita desde una montaña con rocas y cuevas con estanques de aguas y valles donde reposar y recibir sanidad. Uno de sus más devotos ancianos escribió esto de él: “ningún predicador me ha completamente derribado al suelo como el Dr. White, pero ningún hombre tan inmediatamente o tan dulcemente me ha levantado y me ha vuelto a poner de pie”. Esto es precioso, esto es lo que el Padre sabe cómo hacer, un líder fuerte que puede derribarte al suelo pero a su vez tiene infinita mansedumbre para inmediatamente colocarte sobre tus pies y validarte y afirmarte. Como alguien que ha experimentado las caídas, las rocas, los acantilados, pero que también ha experimentado las aguas y los valles y ha experimentado como Dios me ha vuelto a poner en pie.
Te bendigo para que conozcas a mi Dios, te bendigo para que conozcas al Dios de todo poder que también es el Dios de infinita mansedumbre. Y te bendigo para que en el tiempo de Dios seas llevado a un líder como el aquí en la tierra. Te bendigo para que encuentres ese hombre o esa mujer, o ese pastor, o ese mentor, o ese líder, ese jefe, ese esposo, quien te levantará, quien pondrá desafíos delante de ti, quien no tendrá ningún problema en marcarte tu pecado, quien no tolerará ninguna impureza en tu vida, quien no tolerará un no. Pero que al mismo tiempo es la persona más mansa que has conocido sobre la faz de la tierra. Te bendigo para que conozcas a Dios quien es un líder fuerte y manso al mismo tiempo. El Dr. Alexander White está muerto, pero el espíritu de Dios que fue derramado sobre él, también está en su tribu hoy en día. Te bendigo a ti que caminas detrás de Señor, que batallas y tienes heridas, que seas guiado a una de estas personas que caminan en este espíritu, quienes te derribarán al piso y te levantarán y te pondrán sobre tus pies de forma amable y mansa. Te bendigo en el nombre de Jesús para que conozcas la fortaleza y la mansedumbre en un solo líder.
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MANSEDUMBRE MINISTRANDO
Amado, llamo la atención de tu espíritu en el nombre de Jesús de Nazaret. Llamo a tu espíritu para que se arriesgue a pasar al frente a recibir una bendición a pesar de toda mala experiencia pasada. Espíritu quiero decirte que entiendo claramente que mucha de la ministración que se lleva a cabo es violenta. Se lo que es ser confrontado y ser herido, se lo que es ir a alguien que tiene mucha unción a pedirle oración y salir peor de lo que había entrado. Se lo que es que te ministren de forma agresiva y dolorosa aunque la ministración sea precisa, brillante e intensa. Quiero asegurarte que mi Dios y tu Dios sabe como ministrar de una manera que traiga restauración y no que sea violenta. El salmo 23 dice “El Señor es mi pastor, nada me faltará. Me hace descansar en verdes praderas, y me guía junto a aguas de reposo. Él restaura mi alma”.
Estas tres cosas son una importante secuencia. Las ovejas no se echan a mascar el pasto a menos que se sientan seguras en el medioambiente que las rodea. Si se sienten inseguras permanecen de pie observando todo de forma nerviosa. Por lo tanto Dios creará un entorno seguro donde tú te sientas seguro. Porque hay muchos ambientes que son seguros pero a ti no te dan seguridad porque hay aún heridas del pasado. Mi Dios, mi pastor manso sabe como crear para ti un ambiente en donde te sientas seguro. Las ovejas no toman agua de una corriente fuerte de agua, por eso el pastor debe crear un lugar apropiado de aguas tranquilas antes de que la oveja esté deseosa de refrescarse y saciar la sed. Es en ese contexto de seguridad y tranquilidad, de abundancia material de pasto y agua y un contexto emocional seguro, es allí donde la oveja se restaura, y donde tu alma se restaura. Para aquellos que han asistido a un servicio y han decidido no pasar adelante a recibir oración, no contar tu necesidad, no expresarte, porque no quieres una oración violenta una vez más. Te bendigo para que te encuentres con mi rey, mi salvador, mi Señor, mi Dios omnipotente quien está preocupado por restaurar tu alma en el proceso de la ministración. Te bendigo para que recibas estas palabras como un río de mansedumbre y amabilidad sobre ti. Te bendigo para que puedas relajarte y bajar la guardia y le permitas al Padre ministrarte como solo él puede con la mansedumbre que sana más que una verdad que hiere de nuevo. Te bendigo para que conozcas la mansedumbre de Dios en el contexto de ser ministrado y que puedas extender su mansedumbre mientras vos a su vez ministras. Te bendigo en el nombre de Jesús el Cristo que mansamente no apagará el pabilo humeante ni quebrará la caña cascada. Te bendigo en su nombre.
Estas tres cosas son una importante secuencia. Las ovejas no se echan a mascar el pasto a menos que se sientan seguras en el medioambiente que las rodea. Si se sienten inseguras permanecen de pie observando todo de forma nerviosa. Por lo tanto Dios creará un entorno seguro donde tú te sientas seguro. Porque hay muchos ambientes que son seguros pero a ti no te dan seguridad porque hay aún heridas del pasado. Mi Dios, mi pastor manso sabe como crear para ti un ambiente en donde te sientas seguro. Las ovejas no toman agua de una corriente fuerte de agua, por eso el pastor debe crear un lugar apropiado de aguas tranquilas antes de que la oveja esté deseosa de refrescarse y saciar la sed. Es en ese contexto de seguridad y tranquilidad, de abundancia material de pasto y agua y un contexto emocional seguro, es allí donde la oveja se restaura, y donde tu alma se restaura. Para aquellos que han asistido a un servicio y han decidido no pasar adelante a recibir oración, no contar tu necesidad, no expresarte, porque no quieres una oración violenta una vez más. Te bendigo para que te encuentres con mi rey, mi salvador, mi Señor, mi Dios omnipotente quien está preocupado por restaurar tu alma en el proceso de la ministración. Te bendigo para que recibas estas palabras como un río de mansedumbre y amabilidad sobre ti. Te bendigo para que puedas relajarte y bajar la guardia y le permitas al Padre ministrarte como solo él puede con la mansedumbre que sana más que una verdad que hiere de nuevo. Te bendigo para que conozcas la mansedumbre de Dios en el contexto de ser ministrado y que puedas extender su mansedumbre mientras vos a su vez ministras. Te bendigo en el nombre de Jesús el Cristo que mansamente no apagará el pabilo humeante ni quebrará la caña cascada. Te bendigo en su nombre.
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MANSEDUMBRE EN RESTAURACION
Estoy muy emocionado por poder compartir esta serie de bendiciones de esta semana. Quiero que me acompañes mientras recordamos como comenzó todo esto. Fue al inicio de esta serie de bendiciones que comenzamos a hablar acerca de la relación entre las gemas y los frutos. Esta historia comienza unos años atrás, estaba en las montañas en un hotel en Arizona y habíamos ido allí para ministrar a un grupo de personas. Durante la tarde ministramos a la gente en público y una de las ancianas indias me llamó por este sobrenombre: “joven turquesa que camina con Dios”. Ni bien la mujer me dijo esto, Dios me dijo que esto no era algo cultural simplemente, sino que ella había hablado de parte suya y que en ese sobrenombre había algo que yo tenía que aprender acerca de mi mismo. Cuando volví a la habitación del hotel luego de ministrar comencé a buscar en la escritura todo lo relativo a esta gema. Caí en Ezequiel 28 donde habla de las gemas que forman parte del pectoral ungido. Fue en esa noche en esas montañas blancas en Arizona donde Dios me reveló la conexión de estas gemas con los frutos del espíritu en el libro de Gálatas. Inmediatamente fui a chequear en que parte de la lista estaba mi piedra y de manera asombrosa me di cuenta de que es paralela al fruto de la mansedumbre. Durante muchos años me habían acusado de ser duro, y he trabajado en ello pero parecía no haber mucho resultado. Pero esto era una increíble confirmación de parte de la mano de Dios porque esta mujer con discernimiento espiritual pudo ver la mansedumbre que Dios había puesto en mi espíritu desde antes de la fundación del mundo pero que nunca antes había crecido. Y esto se hizo visible en una comunidad muy experimentada al trato duro y que no estaba acostumbrada a ver mucha mansedumbre en el cuerpo de Cristo. Luego de esta afirmación de lo que estaba dentro de mí comencé a trabajar en ello más vigorosamente. Y comencé a entender que mi capacidad de expresar la mansedumbre que está en mi espíritu fue el resultado de haber experimentado el manso trato de Dios el Padre para conmigo. Por eso esta semana es mi placer extremo, mi exquisito placer, compartir contigo varias caras de la mansedumbre de Dios para que la puedas reconocer en tu propia vida y en tu propio contexto. Y la puedas recibir mientras caminas con Dios de tal manera que de dentro de ti pueda salir este fruto del espíritu para la gente que te rodea.
Así que amado, con gran anticipación y firmemente llamo la atención de tu espíritu y lo llamo para que pase al frente y se conecte con mi espíritu para que pueda recibir una expresión apasionada de la naturaleza de Dios. Te bendigo para que conozcas la mansedumbre de Dios específicamente en el contexto de restauración de un gran pecado. Quiero hablarles aquellos de ustedes que se han sentido culpables por haber cometido pecados muy por fuera de la ley. Si has cometido asesinato de alguna clase, si has cometido adulterio, si has traicionado, si hay alguna gran iniquidad en tu vida que marca una vida sin ley donde tú sabes lo que es considerar la ira de Dios, y tal vez sepas lo que es experimentar la ira de Dios.
Quiero hablarte de la mansedumbre y cómo encaja en la ira de Dios. Esta es la historia de Josías, quien representa a Dios y Galmer su esposa adúltera que representa a Israel. En esta historia primero vemos el amor de Josías por Galmer, el amor de Dios por Israel, pero luego hubo una injustificada prostitución de la mujer. No en una ocasión, no en una circunstancia, sino un estilo de vida rebelde, amoral, profana, donde regresa a la vieja vida de donde había sido sacada. En medio de este engaño, en medio de esta respuesta irracional Dios y Josías no tienen otra opción más que quebrantarla. Entonces ella experimenta la ira dura y pesada de la mano del Dios santo. Josías le quitó su reputación comenzando por su familia y luego comenzó a quitarle todo recurso económico del que se pudiera agarrar hasta que finalmente le colocan una corona de espinas en su cabeza hasta que no pudo más seguir adelante con su vida cargada de pecado. Ella no tuvo otra opción más que volver a Josías. En este punto donde ella estaba absolutamente quebrada experimentó la dureza de Dios y encontramos un cambio increíble en la historia mientras Josías se mueve de la dureza a mansedumbre y le dice que la llevará lejos de las multitudes al desierto donde no hay distracciones y hay tranquilidad y aislamiento no se determina a seguir disciplinándola sino que se determina a reconstruirla, a restaurarla, a sanar sus heridas y cambiar su corazón de piedra por uno de carne. Y allí en la cima de la restauración hubo un nuevo pacto, uno que durará por siempre, un pacto entre Josías y Galmer, entre Israel y Dios. Esta mi amigo es la mansedumbre de mi Dios en contra del más asqueroso pecador. Y algunos de ustedes que estás escuchando han pecado gravemente y no han experimentado gran dolor en sus vidas. Han pecado gravemente contra Dios y han caminado por semanas, o meses o años esperando el golpe, la mala cosecha, el juicio de Dios, su castigo, su ira, su reprensión. Y tal vez te preguntas por qué todavía no ha llegado, y vives con una nube gris sobre tu cabeza creyendo que se agrandará día a día. Amigo mío, hay una posibilidad de que nunca experimentes la dureza de Dios, porque has confesado y te has arrepentido y has sido duro contigo mismo y ya te has quebrantado a ti mismo. Dios no tiene que hacer nada de esto porque tú ya lo has hecho, por eso esperar la dureza de Dios es en vano. Quiero decirte que ya eres candidato a la mansedumbre de Dios. No tienes que pasar por una disciplina si tu corazón ya está quebrantado. Él te llevará amablemente por el desierto cuando estés dispuesto a seguirlo a Él. Y allí él te restaurará, te limpiará de las consecuencias de tu pecado, sanará las heridas, removerá la iniquidad, y pondrá dentro de ti un nuevo corazón. Él lo hará todo con una infinita mansedumbre como solo el Dios omnipotente puede hacerlo. Así que como uno que vivió eso, como uno que ha experimentado la gran violencia de Dios y como alguien que ha pecado y que se ha vuelto a Dios por sí mismo con un corazón quebrantado. Al final de esos dos caminos he experimentado la mansedumbre de Dios, la sobrecogedora e incomparable, inexplicable e inmerecida y transformadora mansa ministración de Dios.
Como alguien que tiene un reservorio inmensamente grande de la mansedumbre de Dios, yo te bendigo hoy a ti el pecador, él sin ley, te bendigo para que experimentes por ti mismo la mansedumbre de Dios y su restauración. Te bendigo para que salgas de ese lugar que está esperando juicio y para que sigas su llamado gentil, su llamado no es una trampa, es seguro y está bien que lo sigas al desierto. Allí él se encontrará contigo, como un soldado, él quitará todas las bombas que colocaste dentro tuyo. Te bendigo para que experimentes la profundidad y la anchura, todas las variaciones incomparables, los delicados sabores, cada sensación, cada textura de la mansedumbre del Dios al cual yo conozco. Te bendigo pecador para que conozcas la restauración y la mano de Dios quien es infinitamente más manso que duro. Y te bendigo para que tengas un gran depósito de su mansedumbre para que te vuelvas un manso restaurador de otros que han cometido iniquidad. Te bendigo este día para que experimentes la gran mansedumbre del Dios a quien sirvo. Te bendigo en el nombre de Jesús.
Así que amado, con gran anticipación y firmemente llamo la atención de tu espíritu y lo llamo para que pase al frente y se conecte con mi espíritu para que pueda recibir una expresión apasionada de la naturaleza de Dios. Te bendigo para que conozcas la mansedumbre de Dios específicamente en el contexto de restauración de un gran pecado. Quiero hablarles aquellos de ustedes que se han sentido culpables por haber cometido pecados muy por fuera de la ley. Si has cometido asesinato de alguna clase, si has cometido adulterio, si has traicionado, si hay alguna gran iniquidad en tu vida que marca una vida sin ley donde tú sabes lo que es considerar la ira de Dios, y tal vez sepas lo que es experimentar la ira de Dios.
Quiero hablarte de la mansedumbre y cómo encaja en la ira de Dios. Esta es la historia de Josías, quien representa a Dios y Galmer su esposa adúltera que representa a Israel. En esta historia primero vemos el amor de Josías por Galmer, el amor de Dios por Israel, pero luego hubo una injustificada prostitución de la mujer. No en una ocasión, no en una circunstancia, sino un estilo de vida rebelde, amoral, profana, donde regresa a la vieja vida de donde había sido sacada. En medio de este engaño, en medio de esta respuesta irracional Dios y Josías no tienen otra opción más que quebrantarla. Entonces ella experimenta la ira dura y pesada de la mano del Dios santo. Josías le quitó su reputación comenzando por su familia y luego comenzó a quitarle todo recurso económico del que se pudiera agarrar hasta que finalmente le colocan una corona de espinas en su cabeza hasta que no pudo más seguir adelante con su vida cargada de pecado. Ella no tuvo otra opción más que volver a Josías. En este punto donde ella estaba absolutamente quebrada experimentó la dureza de Dios y encontramos un cambio increíble en la historia mientras Josías se mueve de la dureza a mansedumbre y le dice que la llevará lejos de las multitudes al desierto donde no hay distracciones y hay tranquilidad y aislamiento no se determina a seguir disciplinándola sino que se determina a reconstruirla, a restaurarla, a sanar sus heridas y cambiar su corazón de piedra por uno de carne. Y allí en la cima de la restauración hubo un nuevo pacto, uno que durará por siempre, un pacto entre Josías y Galmer, entre Israel y Dios. Esta mi amigo es la mansedumbre de mi Dios en contra del más asqueroso pecador. Y algunos de ustedes que estás escuchando han pecado gravemente y no han experimentado gran dolor en sus vidas. Han pecado gravemente contra Dios y han caminado por semanas, o meses o años esperando el golpe, la mala cosecha, el juicio de Dios, su castigo, su ira, su reprensión. Y tal vez te preguntas por qué todavía no ha llegado, y vives con una nube gris sobre tu cabeza creyendo que se agrandará día a día. Amigo mío, hay una posibilidad de que nunca experimentes la dureza de Dios, porque has confesado y te has arrepentido y has sido duro contigo mismo y ya te has quebrantado a ti mismo. Dios no tiene que hacer nada de esto porque tú ya lo has hecho, por eso esperar la dureza de Dios es en vano. Quiero decirte que ya eres candidato a la mansedumbre de Dios. No tienes que pasar por una disciplina si tu corazón ya está quebrantado. Él te llevará amablemente por el desierto cuando estés dispuesto a seguirlo a Él. Y allí él te restaurará, te limpiará de las consecuencias de tu pecado, sanará las heridas, removerá la iniquidad, y pondrá dentro de ti un nuevo corazón. Él lo hará todo con una infinita mansedumbre como solo el Dios omnipotente puede hacerlo. Así que como uno que vivió eso, como uno que ha experimentado la gran violencia de Dios y como alguien que ha pecado y que se ha vuelto a Dios por sí mismo con un corazón quebrantado. Al final de esos dos caminos he experimentado la mansedumbre de Dios, la sobrecogedora e incomparable, inexplicable e inmerecida y transformadora mansa ministración de Dios.
Como alguien que tiene un reservorio inmensamente grande de la mansedumbre de Dios, yo te bendigo hoy a ti el pecador, él sin ley, te bendigo para que experimentes por ti mismo la mansedumbre de Dios y su restauración. Te bendigo para que salgas de ese lugar que está esperando juicio y para que sigas su llamado gentil, su llamado no es una trampa, es seguro y está bien que lo sigas al desierto. Allí él se encontrará contigo, como un soldado, él quitará todas las bombas que colocaste dentro tuyo. Te bendigo para que experimentes la profundidad y la anchura, todas las variaciones incomparables, los delicados sabores, cada sensación, cada textura de la mansedumbre del Dios al cual yo conozco. Te bendigo pecador para que conozcas la restauración y la mano de Dios quien es infinitamente más manso que duro. Y te bendigo para que tengas un gran depósito de su mansedumbre para que te vuelvas un manso restaurador de otros que han cometido iniquidad. Te bendigo este día para que experimentes la gran mansedumbre del Dios a quien sirvo. Te bendigo en el nombre de Jesús.
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MANSEDUMBRE EN LA DEPRESION O CON DEPRESION
Esta bendición de hoy está especialmente diseñada para aquellos que lidian con la depresión. Uno de los agravantes de la depresión es la gente que rodea al depresivo parece no entender lo que sufre la persona con este problema. Pueden llegar a ser insensibles en su trato. Es casi imposible explicar la depresión, esa sensación de no querer hacer nada y de que no importa nada de la vida. Es muy difícil explicar ese estado mental donde todo lo que haces es acostarte a mirar como corre el mundo, como todo a tu alrededor se desmorona. Y no te importa, y no te interesa, y no es solo que hay una falta de habilidad para levantarse y hacer algo, sino que tampoco te importa que no puedas hacer algo. Y para el que no ha estado allí, es muy difícil entender lo que le pasa al depresivo. Y para aquellos que han pasado esto por un corto o un largo período de tiempo, y han tenido personas alrededor que no han tenido compasión y han sido muy duras en su trato y no han hecho nada útil por ayudar, para ellos es esta bendición. Por eso llamo la atención de tu espíritu como alguien que ha pasado por eso, te invito a que pases al frente y a que bebas de lo que he aprendido de mi Padre en tiempos de depresión. La imagen que quiero compartir contigo es la de Elías, el profeta lleno del poder de Dios, el que hizo tantos milagros, el que se sentó bajo el árbol con una depresión suicida. Y quiero señalarte la mansedumbre de Dios, nunca reprendió al profeta por estar depresivo, él nunca lidió con él para que se levantara y fuera a pelear contra Jezabel. Por el contrario, Dios le permitió dormir, lo alimentó, le envió un ángel, y luego Dios le dio un poder sobrenatural a su cuerpo para caminar 40 días. Dios lo sacó del entorno hostil donde estaba que era tóxico y dañino. Y con una exquisita mansedumbre Dios lo llevó a una tierra donde aún quedaban recuerdos de la presencia de Dios, fue en el Sinaí donde Dios había descendido cientos de años atrás, y él desplegó un pavimento de zafiro, un pavimento de su fidelidad, invitó a los 70 ancianos de Israel, a Moisés, a Josué, a beber y a comer con él. Y en esa tierra que había sido santificada por dos visitas de 40 días del Dios todopoderoso. Elías fue invitado a esa tierra para un encuentro, ya sabemos la historia, Dios finalmente aparece con mansedumbre, con una voz calma y tranquila. Elías aún estaba depresivo y con temor, pero Dios le pregunta: ¿Por qué estás aquí?, y él responde con una profunda lástima personal que él estaba solo y que trataban de matarlo. Pero Dios muy mansamente le dijo que estaba equivocado, que quedaban 7.000 personas que aún doblan sus rodillas ante mí. Dios le dio un propósito en la vida, le dio dirección, le informó de las dinastías que vendrían, la habló del futuro de Siria y de Israel. Dios le da un amigo, un asistente, no un siervo que lo abandonó y lo dejó solo. Le da un asistente fiel y servicial que sería de mucha ayuda para él. En medio de todo esto Dios nunca habló de las cosas que habían salido mal, no lo reprendió, nunca lo regañó por su estado depresivo. Dios solo fue a encontrarse con él, espíritu con espíritu, con infinita y exquisita mansedumbre para que el profeta de la violencia entendiera.
Dios contrastó la violencia de la cual él era capaz de crear un torbellino y un terremoto, pero también podía habitar en un medioambiente manso, que es donde él prefiere morar. Así que amigo mío si hoy estás atrapado en las fuertes garras de la depresión, quiero quitar de ti la culpa y la condenación. Quiero que sepas que Dios no te va a regañar por todas las cosas que no has hecho ni por todas las cosas que se derrumban a tu alrededor. Quiero que sepas que mi Dios es especialista en lidiar con la depresión. Cuando la gente que te rodea no entiende, cuando los que intentan consolarte son miserables como los amigos de Job, cuando todos te intentan dar consejos y no tienes energía ni vida dentro de ti para implementar las ideas de los demás. Es allí, en ese lugar, cuando nadie te entiende, que mi Dios si te entiende. Él se presentará delante de ti de forma mansa, con exquisita amabilidad y ternura y te hablará en un lenguaje que puedas entender. Él hablará contigo de las cosas que están en lo profundo de tu corazón. Él te dará una perspectiva interna y el cambio del medioambiente exterior que vos necesitas para que puedas dar ese primer paso y comiences a moverte fuera de la depresión que te tiene amarrado.
Te bendigo en tu depresión, no a pesar de tu depresión, te bendigo en ese preciso lugar de depresión paralizante para que te encuentres con Dios. Con el Dios de toda mansedumbre, con el Dios que yo conozco, que es especialista en casos de depresiones paralizantes. Te bendigo para que bebas profundamente de ese encuentro con ese Dios de exquisita mansedumbre. Te bendigo espíritu en el nombre poderoso de Jesús.
Dios contrastó la violencia de la cual él era capaz de crear un torbellino y un terremoto, pero también podía habitar en un medioambiente manso, que es donde él prefiere morar. Así que amigo mío si hoy estás atrapado en las fuertes garras de la depresión, quiero quitar de ti la culpa y la condenación. Quiero que sepas que Dios no te va a regañar por todas las cosas que no has hecho ni por todas las cosas que se derrumban a tu alrededor. Quiero que sepas que mi Dios es especialista en lidiar con la depresión. Cuando la gente que te rodea no entiende, cuando los que intentan consolarte son miserables como los amigos de Job, cuando todos te intentan dar consejos y no tienes energía ni vida dentro de ti para implementar las ideas de los demás. Es allí, en ese lugar, cuando nadie te entiende, que mi Dios si te entiende. Él se presentará delante de ti de forma mansa, con exquisita amabilidad y ternura y te hablará en un lenguaje que puedas entender. Él hablará contigo de las cosas que están en lo profundo de tu corazón. Él te dará una perspectiva interna y el cambio del medioambiente exterior que vos necesitas para que puedas dar ese primer paso y comiences a moverte fuera de la depresión que te tiene amarrado.
Te bendigo en tu depresión, no a pesar de tu depresión, te bendigo en ese preciso lugar de depresión paralizante para que te encuentres con Dios. Con el Dios de toda mansedumbre, con el Dios que yo conozco, que es especialista en casos de depresiones paralizantes. Te bendigo para que bebas profundamente de ese encuentro con ese Dios de exquisita mansedumbre. Te bendigo espíritu en el nombre poderoso de Jesús.
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MANSEDUMBRE CON UN PUNTO CIEGO
Muchos de ustedes que reciben mis enseñanzas se ven confundidos a menudo porque tengo el hábito de aparecer con cosas nuevas. Y tengo muchísima paciencia y compasión por ustedes porque así mismo Dios me ha tratado con mucha mansedumbre en esas áreas donde yo no he entendido ni comprendido aún, en esas áreas donde hay puntos ciegos. Cuando yo era pastor era muy conservador, repudiaba todo lo que tenía que ver con la obra del Espíritu Santo y con la guerra espiritual.
Especialmente la fantasía de que un creyente no podría tener dificultades con los demonios. Yo creía profundamente en eso, tenía fundamentos bíblicos para eso que en lo que me basaba y hacía todo lo que podía por comunicarles eso a otras personas. En retrospectiva me maravillo de la paciencia de Dios con mi ceguera, el trabajó conmigo de forma incremental por un período de 10 años, y se sucedían situaciones tras situaciones en mi vida en donde Dios permitió que sucedieran para mostrarme alternativas. Inclusive venían personas y me traían versículos de la biblia acerca del tema. Pero yo estaba muy equivocado, Dios tenía todo el derecho de someterme y humillarme, pero no lo hizo, el muy mansamente me guió esos 10 años. Y recuerdo una tarde, en una ciudad, en un edificio, recuerdo estar sentado y sufriendo por otra desilusión mas. Pero Dios se apareció y me preguntó: “Arthur, podemos hablar acerca de tu teología por un momento?” Yo inmediatamente me di cuenta de que parte de mi teología quería que hablemos. Pero el mansamente me confrontó, a mi, que con tanta violencia defendía la verdad equivocada. El no tenía que hacer eso, el podría haberme tratado duramente y reprender mi error, pero no lo hizo. Mi Dios se acercó a mí al lugar de mi ceguera y me habló y aún miro con asombro ese día.
Y espíritu llamo tu atención ahora, no te conozco pero sé que tienes puntos ciegos tu también, de hecho todos los tenemos, y quiero llevarte a una de las mas exquisitas y simples historias en la vida de Cristo, por años el habló de su muerte y resurrección, pero nadie agarró la idea. No cabía en sus cajitas, todos ellos tenían un punto ciego colectivo. Ellos estaban convencidos que Jesús era el mesías y que se sentaría en el trono en su palacio y tendría su ejército y agarraría a los romanos por el pelo y los echaría de su nación. Por eso todo lo que Jesús les decía pasaba volando por encima de sus cabezas, ellos no la agarraban. Profecías de miles de años, ellos no la agarraban, Jesús mismo diciéndoles que iba a Jerusalén a morir y que el tercer día resucitaría de la muerte. Pero ellos no lo vieron, no lo agarraron, todos tenían este punto ciego, no menor que el mío. Pero Jesús es el mismo ayer, hoy y siempre. Pero cuando Jesús resucita se encuentra con María Magdalena, tan cegada por su dolor que ni siquiera lo pudo reconocer. El no la retó, no le citó versículos bíblicos, el solo le dijo: “María”, y esa sola palabra, esas dos sílabas, solo el tono de voz que utilizó, atravesaron la negación, la ceguera, y en un segundo toda su teología encajó correctamente. Y finalmente María pudo reconocer a su salvador resucitado. María, solo una palabra, exquisita mansedumbre, teniendo en cuenta todo su dolor Jesús le habló acerca de su punto ciego. Así que mi amigo yo te bendigo con dos cosas hoy te bendigo para que Dios exponga esos puntos ciegos, te bendigo para que crezcas y conozcas la verdad y te muevas mas allá de quien eres. Sea donde sea que estás atascado y que no sabes que lo estas, te bendigo con una verdad que te mueva a un lugar mayor. Y te bendigo no solo con el producto de una mayor revelación, sino con la bendición de uno que ha experimentado la mansedumbre de Dios en el proceso a través del cual el te muestra tu propia ceguera. Y te bendigo para que experimentes tan profundamente su mansedumbre que quede impresa en tu naturaleza. Para que en los años por venir si los que te rodean no la agarran, si no pueden recibir la verdad, si están encerrados en sus cegueras, te bendigo para que puedas manifestar el fruto del espíritu y les puedas extender el mismo fruto que el Padre te ha extendido a ti. Te bendigo para que recibas la mansedumbre de Dios a pesar de tus cegueras y para que la extiendas a otros. Te bendigo en el nombre de Jesús de Nazaret quien puede revelarte tus puntos ciegos en una sola palabra. Te bendigo en Su nombre.
Especialmente la fantasía de que un creyente no podría tener dificultades con los demonios. Yo creía profundamente en eso, tenía fundamentos bíblicos para eso que en lo que me basaba y hacía todo lo que podía por comunicarles eso a otras personas. En retrospectiva me maravillo de la paciencia de Dios con mi ceguera, el trabajó conmigo de forma incremental por un período de 10 años, y se sucedían situaciones tras situaciones en mi vida en donde Dios permitió que sucedieran para mostrarme alternativas. Inclusive venían personas y me traían versículos de la biblia acerca del tema. Pero yo estaba muy equivocado, Dios tenía todo el derecho de someterme y humillarme, pero no lo hizo, el muy mansamente me guió esos 10 años. Y recuerdo una tarde, en una ciudad, en un edificio, recuerdo estar sentado y sufriendo por otra desilusión mas. Pero Dios se apareció y me preguntó: “Arthur, podemos hablar acerca de tu teología por un momento?” Yo inmediatamente me di cuenta de que parte de mi teología quería que hablemos. Pero el mansamente me confrontó, a mi, que con tanta violencia defendía la verdad equivocada. El no tenía que hacer eso, el podría haberme tratado duramente y reprender mi error, pero no lo hizo. Mi Dios se acercó a mí al lugar de mi ceguera y me habló y aún miro con asombro ese día.
Y espíritu llamo tu atención ahora, no te conozco pero sé que tienes puntos ciegos tu también, de hecho todos los tenemos, y quiero llevarte a una de las mas exquisitas y simples historias en la vida de Cristo, por años el habló de su muerte y resurrección, pero nadie agarró la idea. No cabía en sus cajitas, todos ellos tenían un punto ciego colectivo. Ellos estaban convencidos que Jesús era el mesías y que se sentaría en el trono en su palacio y tendría su ejército y agarraría a los romanos por el pelo y los echaría de su nación. Por eso todo lo que Jesús les decía pasaba volando por encima de sus cabezas, ellos no la agarraban. Profecías de miles de años, ellos no la agarraban, Jesús mismo diciéndoles que iba a Jerusalén a morir y que el tercer día resucitaría de la muerte. Pero ellos no lo vieron, no lo agarraron, todos tenían este punto ciego, no menor que el mío. Pero Jesús es el mismo ayer, hoy y siempre. Pero cuando Jesús resucita se encuentra con María Magdalena, tan cegada por su dolor que ni siquiera lo pudo reconocer. El no la retó, no le citó versículos bíblicos, el solo le dijo: “María”, y esa sola palabra, esas dos sílabas, solo el tono de voz que utilizó, atravesaron la negación, la ceguera, y en un segundo toda su teología encajó correctamente. Y finalmente María pudo reconocer a su salvador resucitado. María, solo una palabra, exquisita mansedumbre, teniendo en cuenta todo su dolor Jesús le habló acerca de su punto ciego. Así que mi amigo yo te bendigo con dos cosas hoy te bendigo para que Dios exponga esos puntos ciegos, te bendigo para que crezcas y conozcas la verdad y te muevas mas allá de quien eres. Sea donde sea que estás atascado y que no sabes que lo estas, te bendigo con una verdad que te mueva a un lugar mayor. Y te bendigo no solo con el producto de una mayor revelación, sino con la bendición de uno que ha experimentado la mansedumbre de Dios en el proceso a través del cual el te muestra tu propia ceguera. Y te bendigo para que experimentes tan profundamente su mansedumbre que quede impresa en tu naturaleza. Para que en los años por venir si los que te rodean no la agarran, si no pueden recibir la verdad, si están encerrados en sus cegueras, te bendigo para que puedas manifestar el fruto del espíritu y les puedas extender el mismo fruto que el Padre te ha extendido a ti. Te bendigo para que recibas la mansedumbre de Dios a pesar de tus cegueras y para que la extiendas a otros. Te bendigo en el nombre de Jesús de Nazaret quien puede revelarte tus puntos ciegos en una sola palabra. Te bendigo en Su nombre.