MALDICIÓN AMONITA PARALELA AL DON DE MISERICORDIA
Por Arthur Burk
Traducido por Cristina Reynard
Traducido por Cristina Reynard
Es la más malvada y más sutil, la mayor parte de la gente cae en ella sin darse cuenta porque el enemigo se disfraza muy bien. Veamos Jueces 11:1-12; 29-40; 12:1-7, la historia de Jefté. La historia gira alrededor de la percepción de Dios y de la intención de Dios, y ambas nunca se unen.
Cada uno de nosotros ha crecido en un tipo de familia diferente, algunos han sido heridos profundamente, y el hecho de crecer en una familia o en otra, no depende de nosotros, no elegimos en donde ni cuando nacer, y lo que nos ha sucedido, por más que sea doloroso, responde a la voluntad de Dios que no podemos cambiar.
Jefté era hijo de una prostituta y del hombre más importante de la ciudad. Fue removido del contexto de su madre, y llevado a la casa del hombre más importante de la ciudad, todos lo miraban mientras paseaba con sus hermanos y sabían que él era el hijo de una prostituta. Sus hermanos no le querían y cuando creció y su padre murió, fue echado y dejado sin herencia. Se fue al desierto y vivió en dificultad, porque no creció para vivir así, creció rico, y ahora quedó en la nada. Se juntó con ociosos.
Cuando estaba en el vientre de su madre, recibió el don de ser un guerrero fuerte y valeroso, junto con su dolorosa infancia. Debe de haber sido bastante fuerte, porque en pocos días destruyó veinte ciudades amonitas luego de haber ganado la batalla inicial, al día siguiente vinieron lo de Efraín y les hizo guerra, en un día mató 42 000 hombres. Era un guerrero poderoso. Dios orquestó eventos internacionales para que éste guerrero tuviera que pelear. Pero los ancianos de Galaad vinieron a pedirle que los represente al frente de batalla. Jefté les dijo: “¿No son ustedes los que me despreciaron?”. Los ancianos le habían ofrecido ser el caudillo de la guerra, cosa para la cual había nacido, pero alardeó y se envaneció por el hecho de que le necesitaran y se hizo rogar; por lo que terminaron ofreciéndole que se convierta no sólo en caudillo, sino también en el jefe de ellos. Jefté tomó su legitimidad tomando un puesto político, y no les creyó hasta que no fue con ellos a Mizpa y les hizo jurar delante de Jehová. Dios no le había creado para ser un político, pero su amargura le llevó a hacer cosas que Dios no le había pedido.
La mentira de la legitimidad del don de misericordiaLa clave de su error está en el versículo 4, Dios dejó que el tiempo pasara, y en vez de que su herida se sanase, la alimentó con amargura, y soñó esperando el día en que viniesen a pedirle ayuda, por eso estaba preparado.
Cuando no puedes mirar a la herida de tu niñez y creer que Dios lo permitió con un propósito, y que te compensará por ello preparándote, a pesar de que no veas progreso; vemos que cuando vino el momento decisivo para Jefté, Dios hizo algo increíble, (Jueces 29: 11), el espíritu de Jehová vino sobre Jefté, pero en los versículos 30 y 31 Jefte hace un voto tratando de chantajear a Dios, cuando Dios ya le había entregado a sus enemigos en sus manos. Jefte no necesitaba hacer voto para que Dios hiciera lo que ya había decidido e hacer.
Así que cuando soy legítimo porque me gano el favor de Dios a través del sacrificio radical abre la puerta a la maldición. Todos fuimos llamados a tener intimidad con Dios, pero el don de misericordia, tiene por excelencia el regalo de poder entrar en la presencia de Dios fácilmente, como Adán en el huerto, que paseaba y hablaba con Dios, sin tener que probar nada.
Factores en el individuo
Invasión de los límites, especialmente en el área del tiempo. Porque el don de misericordia no es de naturaleza ofensiva, tiende a ser pisoteado, usado, explotado, y a ver quebrantados sus límites, por lo que siempre se les demanda demasiado.
Su búsqueda de excelencia provoca reacción en quienes están a su alrededor, porque esto les hace notar su mediocridad. Atraen críticas y condenación por ello.
Extrema generosidad inapropiada, extravagante, para con su familia y la iglesia. Jefté dio los recursos que Dios le había dado para producir más recursos, dio a su hija, y al perderla, perdió nietos que perpetuaran su línea familiar.
Dan con integridad, pero dan el capital que Dios quería usar para llevar a cabo Su obra en ellos. La idea es que cuanto más doy, más Dios me tiene que dar, y esto no es así.
Factores en un territorio
La defensa de individuos a expensas del grupo. Lo vemos en Jueces capítulos 19 - 21, la tribu de Benjamín no estaba dispuesta a entregar una ciudad sodomita que estaba en medio de ellos, una lealtad ciega hacia esa ciudad, impedía que se haga justicia. Toda ciudad con este don defiende a quienes están equivocados y los protege a expensas de la ciudad.
En una empresa con éste don, ni se habla de echar a una persona que ha hecho algo mal. La gente se equivoca, pero se soluciona el problema sin echarle la culpa a alguien. Aceptando la mediocridad de los empleados
En una empresa con empleados mediocres a los cuales no se los reprende cuando se equivocan y se defiende a quienes hacen las cosas mal, lleva a quienes trabajan bien al agotamiento y al abandono del trabajo.
¿Qué abre la puerta a la maldición?
Cuando un individuo o un grupo de individuos rompen la ley de Dios o las leyes de los hombres, con tal de no ofender a los demás. Si vemos en Génesis 19, ala historia del nacimiento de las naciones de Moab y Amón, veremos que fue la hermana mayor quien tuvo la idea, y fue la mayor quien inició todo, y quien primero quebró los límites de su padre. Y al segundo día, fue ella quien dijo a su hermana menor, ve a acostarte con nuestro padre, ¿qué hubiera pasado si la hermana menor hubiera dicho, ni se te ocurra?
Cuando un individuo está dispuesto a fluir con el sistema, y no confrontar el pecado, y quedarse callado; de seguro no pasará mucho tiempo, antes de que también ellos se corrompan y caigan en el sistema, esto es sólo cuestión de tiempo.
Cuando las relaciones son más importantes que la verdad, cuando nos comprometemos con los hombres más que con Dios esto abre la puerta a la maldición. Todo esto lo hacen con tal de sentirse aceptados por los demás.
Lo peor de todo, es que Dios se convierte en una fórmula, si yo hago todas estas cosas, si me sacrifico lo suficiente, Dios me va a tener que escuchar y hacer lo que le pido. Esto fue lo que hizo Jefté.
Dinámica de tensión y apertura de la puerta a la maldición Amonita
Dos verdades, ambas son verdad, pero son mutuamente exclusivas y opuestas.
Romanos 2:4 dice “... ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento?” Dios da al don de misericordia amor incondicional, a demostrar el amor de Dios a la persona más malvada.
Pero Isaías 26:10 dice “Se mostrará piedad al malvado, y no aprenderá justicia...”.
El don de misericordia adopta la absoluta fantasía de que se puede amar a cualquier persona permaneciendo en una posición de justicia. Esto no es verdad. Algunos no entran en justicia a menos que no sea violentamente.
Estudiemos Apocalipsis 2:21, el mensaje a la iglesia de Tiatira. Jesús les reclama que toleran a Jezabel, que Él le ha dado tiempo para arrepentirse, y no que ella no quiere. Llega un momento en el cual debemos llamar pecado al pecado, y de responder de acuerdo a la verdad, si no lo hacemos, abrimos la puerta a la maldición Amonita.
El espíritu opuesto
Jesús enfrentó el hecho de su “marca” (marca de la niñez, de la infancia), tuvo que superar el supuesto nacimiento ilegítimo, de venir de Nazaret, como adulto, esto lo hubiera podido frenar bastante ¿puede salir algo bueno de Nazaret?
Jesús se rehusó a adoptar las evaluaciones del mundo con respecto a su persona. Caminó lejos de quienes lo rechazaban, y cambió su centro de operaciones de Galilea a Capernaum. Adoptó la verdad de lo que le dijo Su Padre: “Este es mi hijo amado en quien tengo complacencia”. Es importante que recordemos que a éste punto, Jesús todavía no había hecho nada. El había repudiado la aceptación de la marca de su niñez, y Su Padre se había complacido en Él.
Se rehusó a aceptar las tradiciones de los hombres a expensas de mantener la paz.
Se rehusó a aceptar la corrupción de las instituciones religiosas, a quedar bien con los hombres y no con Dios, dejó a un montón de personas detrás de Él, que le rechazaban.
Se comprometió a llevar a cabo lo que Su Padre le había encomendado hacer, y no a lo que la gente quería que haga o sea. Todos querían que se convirtiera en el rey de ellos, en un político, y El se tomó de su primogenitura, y no la soltó, El debía ser el Salvador del mundo.
El séptimo milagro de San Juan, capítulo 21, luego de la pesca milagrosa, Jesús les sirvió los peces que Él ya tenía en el fuego y que había cocinado, además de los que habían pescado milagrosamente. Haciéndoles entender que Él no necesitaba del servicio de ellos, que ellos le debían servir por amor.
Las últimas palabras en la cruz, Lucas 23:46, “... en tus manos encomiendo mi vida...” Jesús asumía que Su Padre, tomaría su espíritu. Total confianza en el amor de Su Padre, a pesar de que horas antes había clamado, “... porque me has abandonado...”. La confianza del creyente, de entrar en la presencia de Dios, a pesar de venir con todos los pecados del mundo, puede acercarse a Su Padre, y saber que será perdonado.
¿Quién tiene autoridad sobre la maldición?
Quienes han superado una marca en sus vidas, y quienes han pecado tremendamente como adultos, quebrando sus vidas públicamente, quienes han sido tremendamente juzgados por la sociedad, y han rehusado aceptar lo que los demás piensan de él.
Quienes caminan en completa santidad, por lo que sus vidas, son una manifestación pública de rechazo a la sociedad. Quienes cuando se acercan a un grupo inmediatamente cambian la conversación, porque llegaste, o llegas a la casa de alguien y cambian el canal de televisión. La gente decide dejar de hacer lo que estaba haciendo, cuando te ve llegar.
Quienes se han perdonado a sí mismos.
¿Qué sucede cuando se quiebra la maldición Amonita?
Repasemos lo que sucede al romper todas las maldiciones.
Cuando se rompe la maldición Aramea, se establece un sistema de justicia que funciona y es estable,
Cuando se rompe la maldición Moabita, se establecen los límites justos, para recibir la habilidad de expandir los límites,
Cuando se rompe la maldición Filistea, se baja del trono al enemigo y se entrona a Jesucristo como Rey.
Cuando se rompe la maldición Cananea, se desarrolla sistemáticamente las áreas de mayor potencialidad,
Cuando se rompe la maldición Madianita, se tiene la libertad de acumular recursos año tras año, generación tras generación,
Cuando se rompe la maldición de Jotam, se establecen estructuras sociales e instituciones que desatan vida en la cultura,
Cuando se rompe la maldición Amonita, para poseer tu primogenitura sobrenaturalmente.
Dios había diseñado a Jefté para obrar a través de él sobrenaturalmente, no necesitaba de su cooperación. La primogenitura está íntimamente relacionada con tu amor por Dios. Es posible que el techo de vidrio que te está impidiendo poseer tu primogenitura, tenga sus raíces en cuánto has aprendido a amar a Dios.
Todo lo que te ha llamado a hacer, ha sido diseñado como un campo de juego, en el cual debes aprender a amar a Dios. ¿Por qué? ¿Cómo hace un joven para conquistar a una chica? Para ganarse su corazón, la lleva a comer, salen, etc. No importa lo que hacen, todo está diseñado para que ella conozca su corazón y aprenda a amarlo por ello y a responder a ese amor.
Todo lo que hacemos, es para que seamos partícipes, y recipientes del amor de Dios, para sanar a los heridos, para amar más a Dios. Y así poco a poco a su paso Él comience a desatar el derecho de nuestra primogenitura.
Cada uno de nosotros ha crecido en un tipo de familia diferente, algunos han sido heridos profundamente, y el hecho de crecer en una familia o en otra, no depende de nosotros, no elegimos en donde ni cuando nacer, y lo que nos ha sucedido, por más que sea doloroso, responde a la voluntad de Dios que no podemos cambiar.
Jefté era hijo de una prostituta y del hombre más importante de la ciudad. Fue removido del contexto de su madre, y llevado a la casa del hombre más importante de la ciudad, todos lo miraban mientras paseaba con sus hermanos y sabían que él era el hijo de una prostituta. Sus hermanos no le querían y cuando creció y su padre murió, fue echado y dejado sin herencia. Se fue al desierto y vivió en dificultad, porque no creció para vivir así, creció rico, y ahora quedó en la nada. Se juntó con ociosos.
Cuando estaba en el vientre de su madre, recibió el don de ser un guerrero fuerte y valeroso, junto con su dolorosa infancia. Debe de haber sido bastante fuerte, porque en pocos días destruyó veinte ciudades amonitas luego de haber ganado la batalla inicial, al día siguiente vinieron lo de Efraín y les hizo guerra, en un día mató 42 000 hombres. Era un guerrero poderoso. Dios orquestó eventos internacionales para que éste guerrero tuviera que pelear. Pero los ancianos de Galaad vinieron a pedirle que los represente al frente de batalla. Jefté les dijo: “¿No son ustedes los que me despreciaron?”. Los ancianos le habían ofrecido ser el caudillo de la guerra, cosa para la cual había nacido, pero alardeó y se envaneció por el hecho de que le necesitaran y se hizo rogar; por lo que terminaron ofreciéndole que se convierta no sólo en caudillo, sino también en el jefe de ellos. Jefté tomó su legitimidad tomando un puesto político, y no les creyó hasta que no fue con ellos a Mizpa y les hizo jurar delante de Jehová. Dios no le había creado para ser un político, pero su amargura le llevó a hacer cosas que Dios no le había pedido.
La mentira de la legitimidad del don de misericordiaLa clave de su error está en el versículo 4, Dios dejó que el tiempo pasara, y en vez de que su herida se sanase, la alimentó con amargura, y soñó esperando el día en que viniesen a pedirle ayuda, por eso estaba preparado.
Cuando no puedes mirar a la herida de tu niñez y creer que Dios lo permitió con un propósito, y que te compensará por ello preparándote, a pesar de que no veas progreso; vemos que cuando vino el momento decisivo para Jefté, Dios hizo algo increíble, (Jueces 29: 11), el espíritu de Jehová vino sobre Jefté, pero en los versículos 30 y 31 Jefte hace un voto tratando de chantajear a Dios, cuando Dios ya le había entregado a sus enemigos en sus manos. Jefte no necesitaba hacer voto para que Dios hiciera lo que ya había decidido e hacer.
Así que cuando soy legítimo porque me gano el favor de Dios a través del sacrificio radical abre la puerta a la maldición. Todos fuimos llamados a tener intimidad con Dios, pero el don de misericordia, tiene por excelencia el regalo de poder entrar en la presencia de Dios fácilmente, como Adán en el huerto, que paseaba y hablaba con Dios, sin tener que probar nada.
Factores en el individuo
Invasión de los límites, especialmente en el área del tiempo. Porque el don de misericordia no es de naturaleza ofensiva, tiende a ser pisoteado, usado, explotado, y a ver quebrantados sus límites, por lo que siempre se les demanda demasiado.
Su búsqueda de excelencia provoca reacción en quienes están a su alrededor, porque esto les hace notar su mediocridad. Atraen críticas y condenación por ello.
Extrema generosidad inapropiada, extravagante, para con su familia y la iglesia. Jefté dio los recursos que Dios le había dado para producir más recursos, dio a su hija, y al perderla, perdió nietos que perpetuaran su línea familiar.
Dan con integridad, pero dan el capital que Dios quería usar para llevar a cabo Su obra en ellos. La idea es que cuanto más doy, más Dios me tiene que dar, y esto no es así.
Factores en un territorio
La defensa de individuos a expensas del grupo. Lo vemos en Jueces capítulos 19 - 21, la tribu de Benjamín no estaba dispuesta a entregar una ciudad sodomita que estaba en medio de ellos, una lealtad ciega hacia esa ciudad, impedía que se haga justicia. Toda ciudad con este don defiende a quienes están equivocados y los protege a expensas de la ciudad.
En una empresa con éste don, ni se habla de echar a una persona que ha hecho algo mal. La gente se equivoca, pero se soluciona el problema sin echarle la culpa a alguien. Aceptando la mediocridad de los empleados
En una empresa con empleados mediocres a los cuales no se los reprende cuando se equivocan y se defiende a quienes hacen las cosas mal, lleva a quienes trabajan bien al agotamiento y al abandono del trabajo.
¿Qué abre la puerta a la maldición?
Cuando un individuo o un grupo de individuos rompen la ley de Dios o las leyes de los hombres, con tal de no ofender a los demás. Si vemos en Génesis 19, ala historia del nacimiento de las naciones de Moab y Amón, veremos que fue la hermana mayor quien tuvo la idea, y fue la mayor quien inició todo, y quien primero quebró los límites de su padre. Y al segundo día, fue ella quien dijo a su hermana menor, ve a acostarte con nuestro padre, ¿qué hubiera pasado si la hermana menor hubiera dicho, ni se te ocurra?
Cuando un individuo está dispuesto a fluir con el sistema, y no confrontar el pecado, y quedarse callado; de seguro no pasará mucho tiempo, antes de que también ellos se corrompan y caigan en el sistema, esto es sólo cuestión de tiempo.
Cuando las relaciones son más importantes que la verdad, cuando nos comprometemos con los hombres más que con Dios esto abre la puerta a la maldición. Todo esto lo hacen con tal de sentirse aceptados por los demás.
Lo peor de todo, es que Dios se convierte en una fórmula, si yo hago todas estas cosas, si me sacrifico lo suficiente, Dios me va a tener que escuchar y hacer lo que le pido. Esto fue lo que hizo Jefté.
Dinámica de tensión y apertura de la puerta a la maldición Amonita
Dos verdades, ambas son verdad, pero son mutuamente exclusivas y opuestas.
Romanos 2:4 dice “... ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento?” Dios da al don de misericordia amor incondicional, a demostrar el amor de Dios a la persona más malvada.
Pero Isaías 26:10 dice “Se mostrará piedad al malvado, y no aprenderá justicia...”.
El don de misericordia adopta la absoluta fantasía de que se puede amar a cualquier persona permaneciendo en una posición de justicia. Esto no es verdad. Algunos no entran en justicia a menos que no sea violentamente.
Estudiemos Apocalipsis 2:21, el mensaje a la iglesia de Tiatira. Jesús les reclama que toleran a Jezabel, que Él le ha dado tiempo para arrepentirse, y no que ella no quiere. Llega un momento en el cual debemos llamar pecado al pecado, y de responder de acuerdo a la verdad, si no lo hacemos, abrimos la puerta a la maldición Amonita.
El espíritu opuesto
Jesús enfrentó el hecho de su “marca” (marca de la niñez, de la infancia), tuvo que superar el supuesto nacimiento ilegítimo, de venir de Nazaret, como adulto, esto lo hubiera podido frenar bastante ¿puede salir algo bueno de Nazaret?
Jesús se rehusó a adoptar las evaluaciones del mundo con respecto a su persona. Caminó lejos de quienes lo rechazaban, y cambió su centro de operaciones de Galilea a Capernaum. Adoptó la verdad de lo que le dijo Su Padre: “Este es mi hijo amado en quien tengo complacencia”. Es importante que recordemos que a éste punto, Jesús todavía no había hecho nada. El había repudiado la aceptación de la marca de su niñez, y Su Padre se había complacido en Él.
Se rehusó a aceptar las tradiciones de los hombres a expensas de mantener la paz.
Se rehusó a aceptar la corrupción de las instituciones religiosas, a quedar bien con los hombres y no con Dios, dejó a un montón de personas detrás de Él, que le rechazaban.
Se comprometió a llevar a cabo lo que Su Padre le había encomendado hacer, y no a lo que la gente quería que haga o sea. Todos querían que se convirtiera en el rey de ellos, en un político, y El se tomó de su primogenitura, y no la soltó, El debía ser el Salvador del mundo.
El séptimo milagro de San Juan, capítulo 21, luego de la pesca milagrosa, Jesús les sirvió los peces que Él ya tenía en el fuego y que había cocinado, además de los que habían pescado milagrosamente. Haciéndoles entender que Él no necesitaba del servicio de ellos, que ellos le debían servir por amor.
Las últimas palabras en la cruz, Lucas 23:46, “... en tus manos encomiendo mi vida...” Jesús asumía que Su Padre, tomaría su espíritu. Total confianza en el amor de Su Padre, a pesar de que horas antes había clamado, “... porque me has abandonado...”. La confianza del creyente, de entrar en la presencia de Dios, a pesar de venir con todos los pecados del mundo, puede acercarse a Su Padre, y saber que será perdonado.
¿Quién tiene autoridad sobre la maldición?
Quienes han superado una marca en sus vidas, y quienes han pecado tremendamente como adultos, quebrando sus vidas públicamente, quienes han sido tremendamente juzgados por la sociedad, y han rehusado aceptar lo que los demás piensan de él.
Quienes caminan en completa santidad, por lo que sus vidas, son una manifestación pública de rechazo a la sociedad. Quienes cuando se acercan a un grupo inmediatamente cambian la conversación, porque llegaste, o llegas a la casa de alguien y cambian el canal de televisión. La gente decide dejar de hacer lo que estaba haciendo, cuando te ve llegar.
Quienes se han perdonado a sí mismos.
¿Qué sucede cuando se quiebra la maldición Amonita?
Repasemos lo que sucede al romper todas las maldiciones.
Cuando se rompe la maldición Aramea, se establece un sistema de justicia que funciona y es estable,
Cuando se rompe la maldición Moabita, se establecen los límites justos, para recibir la habilidad de expandir los límites,
Cuando se rompe la maldición Filistea, se baja del trono al enemigo y se entrona a Jesucristo como Rey.
Cuando se rompe la maldición Cananea, se desarrolla sistemáticamente las áreas de mayor potencialidad,
Cuando se rompe la maldición Madianita, se tiene la libertad de acumular recursos año tras año, generación tras generación,
Cuando se rompe la maldición de Jotam, se establecen estructuras sociales e instituciones que desatan vida en la cultura,
Cuando se rompe la maldición Amonita, para poseer tu primogenitura sobrenaturalmente.
Dios había diseñado a Jefté para obrar a través de él sobrenaturalmente, no necesitaba de su cooperación. La primogenitura está íntimamente relacionada con tu amor por Dios. Es posible que el techo de vidrio que te está impidiendo poseer tu primogenitura, tenga sus raíces en cuánto has aprendido a amar a Dios.
Todo lo que te ha llamado a hacer, ha sido diseñado como un campo de juego, en el cual debes aprender a amar a Dios. ¿Por qué? ¿Cómo hace un joven para conquistar a una chica? Para ganarse su corazón, la lleva a comer, salen, etc. No importa lo que hacen, todo está diseñado para que ella conozca su corazón y aprenda a amarlo por ello y a responder a ese amor.
Todo lo que hacemos, es para que seamos partícipes, y recipientes del amor de Dios, para sanar a los heridos, para amar más a Dios. Y así poco a poco a su paso Él comience a desatar el derecho de nuestra primogenitura.