DESARROLLANDO TU ESPIRITU
Las 7 Ultimas Palabras de Cristo en la Cruz
Septima Palabra de Cristo en la Cruz
paralelo al Misericordia
paralelo al Misericordia
“Padre en tus manos encomiendo mi espíritu”
Amado/a, llamo a la porción de tu espíritu de Misericordia a que ponga atención y le llamo al frente.
La última frase que Cristo dijo en la cruz fue: “Padre en tus manos encomiendo mi Espíritu.”
Eso parece muy simple, muy bello y muy elegante, aun así representa el reto difícil para el don de Misericordia porque el don de Misericordia tiene una solución muy simple para tratar con aquellos que los hieren y es:
Apártense de las personas que los hieren. Meditemos un poco en Cristo en las últimas horas de su vida en la cruz como nuestro mejor ejemplo.
Unas horas antes había sido abandonado por Su Padre de una manera muy profunda y dolorosa como nunca antes en su vida. Y........aun así basado en lo que era correcto, no, en lo que se sentía correcto él fue capaz de entregar su espíritu en las manos de Aquel que le había causado tanta angustia unas pocas horas antes.
Es irónico que los del don de Misericordia tengan muy pocos enemigos, y sin embargo parece en muchas formas tener la forma más débil y defectuosa para reconciliarse.
También es muy irónico pensar que el don de Misericordia tiene una extraordinaria capacidad para perdonar, que es capaz de soportar grandes penas, trabajos duros y gran rechazo personal sin tomarlo personal, y aun así cuando el día y el tiempo llega que la persona con la porción de Misericordia ha sido herido profundamente, lo que hacen frecuentemente es alejarse y levantar una pared, y aunque pueden mantener contacto con la persona, nunca dejaran que vuelvan a entrar, y así renuncian a cualquier posibilidad de intimidad con aquellos que les han herido tan profundamente.
Misericordia, nadie puede entender eso más que Jesucristo, sin embargo Él puso un estándar y te da el ejemplo para que así como Él se tornó al Padre después de unas pocas horas de sentirse abandonado pudo decir: “En tus manos yo me arriesgo, yo encomiendo mi espíritu”
Así que te invito porción de Misericordia a que hagas una evaluación de tu gran fortaleza, la cual es la intimidad con Dios, en un modelo de reconciliación, donde te muevas hacia aquellos que te han herido profundamente, entendiendo que el Padre caminara contigo, y entendiendo que El Padre nunca desperdicia el dolor.
Dios te ha diseñado para tener intimidad, pero muchas veces o digamos más bien, muy frecuentemente la porción de Misericordia se enfoca en la intimidad como un derecho no como una responsabilidad. El don de Misericordia busca la intimidad de aquellos que la ofrecen, en vez de ofrecer intimidad a aquellos que desesperadamente la necesitan y no la merecen.
Te reto, don de Misericordia, que mires al regalo extraordinario de la intimidad que Dios te ha dado.
Él te ha invitado a su Presencia en un nivel muy profundo. Tú has tenido comunión con Él. Tú has recibido profundamente en esa relación con tu Padre.
Te sugiero que veas que El ahora te está llamando a que te muevas hacia esa o esas personas quien realmente no lo merecen, que te muevas hacia esa persona que te ha herido, que te muevas hacia aquel que tiene un déficit notable de intimidad. Y de aquella abundancia que tú tienes con el Padre, extiendas e impartas a esa persona que te ha herido, la oportunidad de saborear la intimidad una vez más porque la persona que menos lo merece es la que más lo necesita. Hoy te recuerdo que tú eres la corona de la creación de Dios.
Cada una de las porciones del espíritu ha sido retada a subir a hacer lo difícil. Y entiendo totalmente que el reto y la batalla más desafiante para ti, y más grande y desalentadora es esta.
Pero aun así, eso fue lo que hizo Cristo y lo que Él te pide que hagas, que balancees la intimidad con el Padre para extender intimidad a otros. ¡Y más adelante cuando el Padre mismo te haya herido profundamente, cuando hayas pasado por el desierto, cuando sientas el silencio del Padre, cuando has entregado tu corazón y has hecho todo lo que sabes hacer conforme a la voluntad de Dios, y pareciera ser como si Él no estuviera compenetrado con tus sentimientos, o pareciera ser que te está ignorando, o que no se está moviendo en lo absoluto para hacer algo posible para ti, esos son los tiempos cuando te invito a que te muevas y corras hacia El otra vez, en vez de retroceder y abrazar lo vano o lo inútil!
¡Misericordia, lo inútil son ropas feas para que tú las usas o te vistas con ellas, no, no, no!
Si tú has sido herido profundamente por el Padre, si Su silencio te ha dejado confundido y frustrado, si parece que te ha abandonado algunas veces cuando más necesitabas, Su intervención desesperadamente, recuerda que tu hermano mayor Jesucristo, ha pasado por ese camino antes que tú.
Tan difícil como es abrirte nuevamente y ser vulnerable otra vez al Padre quien no estaba allí por ti cuando tú lo necesitabas después de haberle servido con todo tu corazón, alma, mente y fortaleza.
A eso es nada menos a lo que te estoy invitando hoy a tomar ese reto en este día que salgas del desierto, y te muevas deliberadamente hacia el Padre desafiantemente quien no estuvo allí por ti cuando tú más lo necesitabas; este será tu mayor triunfo, allí tú encontraras la intimidad y la autoridad más profunda que cualquier cosa que tú hayas tenido antes.
Yo no puedo empezar a explicar los caminos de Dios, vagamente puedo decirte cuál es tu senda y esta es moverte hacia el Padre, a pesar de ese abandono monumental.
Te bendigo, don de Misericordia, para que seas capaz de sacar de la corriente entera que está delante de ti. Recordando que tú no estás solo/a en este tema, tú eres parte de la comunidad de fe, tú eres parte de la comunidad del espíritu humano.
Te bendigo para que encuentres la fortaleza dentro de ti y encuentres la fortaleza en la comunidad, para hacer eso que es completamente intuitivo y contrarrestar al alma ultrajada y te encargues de decir como espíritu de Misericordia “Yo voy a hacer esto!” y te muevas al lugar donde tu Padre eventualmente restaure tu alma.
Te bendigo Misericordia para que subas a ese lugar heroico, y te levantes a ese reto alto y experimentes las provisiones que únicamente vienen a aquellos quienes han servido fielmente al Padre y han experimentado el abandono del Padre pero aun así han escogido regresar a Él.
Te bendigo en el nombre de Jesucristo, quien caminó mucho antes que tú lo hicieras por ese sendero.
La última frase que Cristo dijo en la cruz fue: “Padre en tus manos encomiendo mi Espíritu.”
Eso parece muy simple, muy bello y muy elegante, aun así representa el reto difícil para el don de Misericordia porque el don de Misericordia tiene una solución muy simple para tratar con aquellos que los hieren y es:
Apártense de las personas que los hieren. Meditemos un poco en Cristo en las últimas horas de su vida en la cruz como nuestro mejor ejemplo.
Unas horas antes había sido abandonado por Su Padre de una manera muy profunda y dolorosa como nunca antes en su vida. Y........aun así basado en lo que era correcto, no, en lo que se sentía correcto él fue capaz de entregar su espíritu en las manos de Aquel que le había causado tanta angustia unas pocas horas antes.
Es irónico que los del don de Misericordia tengan muy pocos enemigos, y sin embargo parece en muchas formas tener la forma más débil y defectuosa para reconciliarse.
También es muy irónico pensar que el don de Misericordia tiene una extraordinaria capacidad para perdonar, que es capaz de soportar grandes penas, trabajos duros y gran rechazo personal sin tomarlo personal, y aun así cuando el día y el tiempo llega que la persona con la porción de Misericordia ha sido herido profundamente, lo que hacen frecuentemente es alejarse y levantar una pared, y aunque pueden mantener contacto con la persona, nunca dejaran que vuelvan a entrar, y así renuncian a cualquier posibilidad de intimidad con aquellos que les han herido tan profundamente.
Misericordia, nadie puede entender eso más que Jesucristo, sin embargo Él puso un estándar y te da el ejemplo para que así como Él se tornó al Padre después de unas pocas horas de sentirse abandonado pudo decir: “En tus manos yo me arriesgo, yo encomiendo mi espíritu”
Así que te invito porción de Misericordia a que hagas una evaluación de tu gran fortaleza, la cual es la intimidad con Dios, en un modelo de reconciliación, donde te muevas hacia aquellos que te han herido profundamente, entendiendo que el Padre caminara contigo, y entendiendo que El Padre nunca desperdicia el dolor.
Dios te ha diseñado para tener intimidad, pero muchas veces o digamos más bien, muy frecuentemente la porción de Misericordia se enfoca en la intimidad como un derecho no como una responsabilidad. El don de Misericordia busca la intimidad de aquellos que la ofrecen, en vez de ofrecer intimidad a aquellos que desesperadamente la necesitan y no la merecen.
Te reto, don de Misericordia, que mires al regalo extraordinario de la intimidad que Dios te ha dado.
Él te ha invitado a su Presencia en un nivel muy profundo. Tú has tenido comunión con Él. Tú has recibido profundamente en esa relación con tu Padre.
Te sugiero que veas que El ahora te está llamando a que te muevas hacia esa o esas personas quien realmente no lo merecen, que te muevas hacia esa persona que te ha herido, que te muevas hacia aquel que tiene un déficit notable de intimidad. Y de aquella abundancia que tú tienes con el Padre, extiendas e impartas a esa persona que te ha herido, la oportunidad de saborear la intimidad una vez más porque la persona que menos lo merece es la que más lo necesita. Hoy te recuerdo que tú eres la corona de la creación de Dios.
Cada una de las porciones del espíritu ha sido retada a subir a hacer lo difícil. Y entiendo totalmente que el reto y la batalla más desafiante para ti, y más grande y desalentadora es esta.
Pero aun así, eso fue lo que hizo Cristo y lo que Él te pide que hagas, que balancees la intimidad con el Padre para extender intimidad a otros. ¡Y más adelante cuando el Padre mismo te haya herido profundamente, cuando hayas pasado por el desierto, cuando sientas el silencio del Padre, cuando has entregado tu corazón y has hecho todo lo que sabes hacer conforme a la voluntad de Dios, y pareciera ser como si Él no estuviera compenetrado con tus sentimientos, o pareciera ser que te está ignorando, o que no se está moviendo en lo absoluto para hacer algo posible para ti, esos son los tiempos cuando te invito a que te muevas y corras hacia El otra vez, en vez de retroceder y abrazar lo vano o lo inútil!
¡Misericordia, lo inútil son ropas feas para que tú las usas o te vistas con ellas, no, no, no!
Si tú has sido herido profundamente por el Padre, si Su silencio te ha dejado confundido y frustrado, si parece que te ha abandonado algunas veces cuando más necesitabas, Su intervención desesperadamente, recuerda que tu hermano mayor Jesucristo, ha pasado por ese camino antes que tú.
Tan difícil como es abrirte nuevamente y ser vulnerable otra vez al Padre quien no estaba allí por ti cuando tú lo necesitabas después de haberle servido con todo tu corazón, alma, mente y fortaleza.
A eso es nada menos a lo que te estoy invitando hoy a tomar ese reto en este día que salgas del desierto, y te muevas deliberadamente hacia el Padre desafiantemente quien no estuvo allí por ti cuando tú más lo necesitabas; este será tu mayor triunfo, allí tú encontraras la intimidad y la autoridad más profunda que cualquier cosa que tú hayas tenido antes.
Yo no puedo empezar a explicar los caminos de Dios, vagamente puedo decirte cuál es tu senda y esta es moverte hacia el Padre, a pesar de ese abandono monumental.
Te bendigo, don de Misericordia, para que seas capaz de sacar de la corriente entera que está delante de ti. Recordando que tú no estás solo/a en este tema, tú eres parte de la comunidad de fe, tú eres parte de la comunidad del espíritu humano.
Te bendigo para que encuentres la fortaleza dentro de ti y encuentres la fortaleza en la comunidad, para hacer eso que es completamente intuitivo y contrarrestar al alma ultrajada y te encargues de decir como espíritu de Misericordia “Yo voy a hacer esto!” y te muevas al lugar donde tu Padre eventualmente restaure tu alma.
Te bendigo Misericordia para que subas a ese lugar heroico, y te levantes a ese reto alto y experimentes las provisiones que únicamente vienen a aquellos quienes han servido fielmente al Padre y han experimentado el abandono del Padre pero aun así han escogido regresar a Él.
Te bendigo en el nombre de Jesucristo, quien caminó mucho antes que tú lo hicieras por ese sendero.