Introducción Identidad
El Ministerio nació en Mayo 1984, tuvimos un comienzo muy vago, no había nada grandioso, no teníamos visión ni estructura, éramos un grupo de personas dadoras de vida, y queríamos divertirnos. Dios tenía aparentemente ideas más grandes que nosotros porque en los últimos 10 años la visión ha sido extendida, tenemos estructura y tenemos un cuadro claro de quienes somos y que queremos lograr en este Ministerio.
El cuadro de hoy es como un árbol la parte de arriba de la raíz es el corazón del Padre Dios, y esa enseñanza es en la que nos referimos nosotros para medir cualquier otro concepto.
De la parte de arriba de la raíz sale el tronco que es el entendimiento de nuestra identidad y que es el reflejo de quien Dios es.
Las tres principales ramas del arbol en el presente son:
1. Entender nuestra legitimidad,
2. Entender nuestro caminar con libertad en el ámbito espiritual y
3. Luego traer a nuestro espíritu a un apropiado alineamiento para que este sobre el alma.
El fruto en el árbol es cada persona poseyendo su derecho de primogenitura.
Nuestra enseñanza de la identidad comienza con el estudio de los 7 dones de redención. Estos dones se aplican a las personas, a las comunidades, los negocios y en las temporadas del tiempo.
Cuando nos movemos hacia abajo del tronco hemos encontrado temas del género, consolidando los siete en dos y enfocándonos más como masculino y femenino como hemos sido diseñados por Dios y como se separan individualmente delante de Dios, como esa identidad individual del género deben de mezclarse juntos para el propósito de Dios.
Hoy queremos tomar un paso adelante en el tronco para entender el tema central de la identidad que trasciende
el género y las características que son comunes para cada uno.
Simplemente, hemos sido creados a la imagen de Dios, esto quieres decir que hay tres facetas de la identidad que se reflejan en la Santísima Trinidad. Cada uno de nosotros, sin interesar el don de redención o el género, tiene estas tres características del Dios Todopoderoso y deben ser desarrolladas en cada uno de nosotros de igual manera, en secuencia, y deben crecer en secuencia.
Imaginemos que nosotros somos semejantes a un trípode que equivale a la Santisima Trinidad y representa la identidad. Un tripode tiene tres piernas y una de las piernas de la identidad puede estar más corta. Ahora, si vemos que hemos sido creados a la imagen de Dios, entonces como podriamos alargar la pierna corta del trípode para que nos podamos parar equilibradamente?
Primero vamos a ver un modelo totalmente natural. Miremos el desarrollo de nuestra niñez utilizando tres términos que describen las tres facetas de nuestra identidad que son Pertenencia, Valor y Competencia y luego regresaremos haciendo un circulo para ver que nuestra identidad es un reflejo apropiado de la imagen de Dios.